Oí que al nascer
todos los girasoles del mundo
dieron la espalda al sol y se voltearon
a tu dirección:
te siguen todavía.
Oí que tu olor puede calmar
las bestias más incontrolables,
que tus piernas,
aunque pequeñas,
pueden cruzar ciudades
más rápidamente que otras cualesquiera.
Oí también que una madre
volvió a tener el trabajo de madre
desde que partiste de allá,
pues su hijo volvió
a ser un niño.
Oí que enfrentas
chicos mal intencionados
en todos los sítios, todos los días,
pero, aun así,
sigues con tu nariz apuntando hasta el cielo
y cada día más bella
Escuché que ha sido tú la que
enseñaste las libélulas
a hacer amor
en plena atmosfera
y que
tu libertad ha encantado todo el universo.
Yorumlar